per damunt del seu cos.

Tots dos acaben d'arribar a la  botiga d'en Pep. És una llibreria on la Laia compra gairebé sempre el paper per fer els seus dibuixos.

Mentrestant la noia busca entre els prestatges material que necessita i en Pep indica quins són els millors per la feina que ella vol fer.

En Verd es queda al costat de la porta. Encara mullat lliscant-li l'aigua per tot arreu .Però això no incòmode gens ni mica al Pep i tampoc en Verd, doncs es sent molt bé i animat. És un bon dia per passejar! Es diu a ell mateix, Gairebé tots els dies haurien d'ésser com avui! És clar que la Laia pudria no estar d'acord amb aquest pensament.

Al cap d'una estona el nostre amic se n'adona que ha deixat de ploure i comença a entristir-se. Ara no podré lluir-m'he! Com cal pensa. És clar que això pudria ser que no dures molta estona!

I així concentrat en els seus pensaments veu com la Laia s'acomiada d'en Pep i agafa la porta tota distreta amb els papers a les mans.

I en Verd comença a cridar-la: Però nena i jo? Què fas? No em deixis!

La Laia segueix el seu camí i en Pep no s'adona de la seva distracció. A tot això en Verd queda sol, trist i comença a dir: Això només em  pot passar a mi! Sempre em passa el mateix!

   -Aquesta noia sempre està als núvols! El mes passat en va fer el mateix a la botiga de flors, i és clar!  Baix                      passar tres dies amb el nas embotit amb perfums de tota mena!

En Verd no feia res més que lamentar-se de la seva mala sort i desitjava que tornes a ploure, així la Laia s'adonaria del seu disbarat.

Però la noia no va tornar, va passar un dia  i un altre. En Verd seguia al costat de la porta,  això sí sec i ben sec!

Finalment un dia en Pep a l'hora d'anar a tancar  per anar-se'n a dinar a casa seva, va adonar-se'n de la presència d'en Verd  llavors començar a pensar.

     -De qui pot ser? Es preguntar

Després d'una estona havent tornat , exclamar.

    -Ja sé de qui ets! Doncs m'he enrecordat que l'altre dia vas venir amb la Laia!

     -Saps que farem? Trucarem a casa seva perquè vingui a recollir-m'he.

En Verd és posar molt content.

La Laia va tornar a la botiga a recollir en Verd i li va donar les gràcies al Pep. Sobretot li va prometre que no el tornaria a deixar mai més, en aquest moment en Verd se l'ha mirava amb ulls d'incredulitat

Ambos acaban de llegar a la tienda de Pep. Es una librería donde Laia compra casi siempre el papel para hacer sus dibujos.

Mientras tanto, la chica busca entre los estantes material que necesita y Pep indica cuáles son los mejores para el trabajo que ella quiere hacer.

Verd se queda al lado de la puerta. Todavía mojado, con el agua deslizándose por todas partes. Pero esto no le molesta en absoluto ni a Pep ni a Verd, pues se siente muy bien y animado. ¡Es un buen día para pasear! Se dice a sí mismo, ¡Casi todos los días deberían ser como hoy! Claro que Laia podría no estar de acuerdo con este pensamiento.

Después de un rato, nuestro amigo se da cuenta de que ha dejado de llover y comienza a entristecerse. Ahora no podré lucirme. Piensa. ¡Claro que esto podría ser que no durara mucho tiempo!

Y así concentrado en sus pensamientos, ve cómo Laia se despide de Pep y coge la puerta distraída con los papeles en las manos.

Y Verd comienza a gritarle: ¡Pero chica, ¿y yo? ¿Qué haces? ¡No me dejes!

Laia sigue su camino y Pep no se da cuenta de su distracción. Mientras tanto, Verd queda solo, triste y comienza a decir: ¡Esto solo me puede pasar a mí! ¡Siempre me pasa lo mismo!

-¡Esta chica siempre está en las nubes! El mes pasado hizo lo mismo en la tienda de flores, y ¡claro! ¡Bajó pasando tres días con la nariz tapada con perfumes de todo tipo!

Verd no hacía más que lamentarse de su mala suerte y deseaba que volviera a llover, así Laia se daría cuenta de su error.

Pero la chica no volvió, pasó un día y otro. Verd seguía al lado de la puerta, eso sí, seco y bien seco.

Finalmente, un día Pep a la hora de cerrar para irse a comer a su casa, se dio cuenta de la presencia de Verd, entonces comenzó a pensar.

-¿De quién puede ser? Se preguntó.

Después de un rato, habiendo regresado, exclamó.

-¡Ya sé de quién eres! ¡Pues me he acordado de que el otro día viniste con Laia!

• -¿Sabes qué haremos? Llamaremos a su casa para que venga a recogerte

• En Verd se puso muy contento. La Laia volvió a la tienda a recoger a En Verd y le dio las gracias a Pep. Sobre todo, le prometió que nunca más lo dejaría, en ese momento En Verd la miraba con incredulidad en los ojos.

Tot d’una l’Aurora és va aixecar del racó, eixugant-se les llàgrimes i donant-li la mà a aquella imatge de sorra mullada i li digué:

-Ensenyem on és la meva marona!

Totes dues van sortir de la cabana i van començar a pujar la muntanya, la dona de fang li va tornar a dir:

-Aurora mira allà davant on la muntanya i el cel és donen la mà.

Quant estiguis trista, puja aquí dalt i sentiràs el vent xiuxiuejant a la teva orella:

-T’estimo filla meva! Sentiràs els braços de la teva mare envoltant el teu cos i aquesta pau què és respira en la fragància de la terra humida t’omplira el cor de felicitat.

De cop i volta l’Aurora començar a corre fins dalt de tot de la muntanya.

Quant va sentir el vent els seus cabells és va posar a saltar plena de goig, va saltar plena de goig i va cridar alçant els braços al cel. És veritat! Em sento més aprop de tú, marona meva!

Va continuar jugant amb el vent, una estona més. De sobte la dona de fang la va avisar:

-S’està fent fosc, hem de tornar a casa!

La nena és va agafar al coll d’aquella imatge i van baixar. Quant van arribar a la cabana la dona li digué:

-Petita meva, deus tenir fred i gana!

Quant van entrar, el foc era encès i el plat a taula, L’Aurora la va mirar amb els ulls plens d’admiració, però no va preguntar res.

Va seure posant-se a sopar a veure a prop del foc, al seu costat hi havia un balancí on s’hi estava la dona de fang.

Aurora, acabant de sopar, s’aixecà de la taula i ficant-se de genolls, l’hi va posar el cap sobre la falda, en aquella imatge confortable és va queda dormida.

Un parell d’hores més tard, és va despertar amb el cap recolzant-se sobre el seient del balancí i va pensar que tot havia estat un somni.

Potser o va somiar, o no, el cas és que mai estem sols.

De repente Aurora se levantó del rincón, secándose las lágrimas y dándole la mano a esa imagen de arena mojada y le dijo:

-¡Enseñémosle dónde está mi mamá!

Ambas salieron de la cabaña y comenzaron a subir la montaña, la mujer de barro le volvió a decir:

-Aurora mira allí delante donde la montaña y el cielo se dan la mano.

Cuando estés triste, sube aquí arriba y sentirás el viento susurrando en tu oído:

-¡Te quiero hija mía! Sentirás los brazos de tu madre envolviendo tu cuerpo y esa paz que se respira en la fragancia de la tierra húmeda te llenará el corazón de felicidad.

De repente Aurora comenzó a correr hasta arriba de la montaña.

Cuando sintió el viento su cabello empezó a saltar llena de alegría, saltó llena de gozo y gritó levantando los brazos al cielo. ¡Es verdad! ¡Me siento más cerca de ti, mi mamá!

Continuó jugando con el viento un rato más. De repente la mujer de barro la avisó:

-Se está haciendo oscuro, ¡tenemos que volver a casa!

La niña se agarró al cuello de esa imagen y bajaron. Cuando llegaron a la cabaña, la mujer le dijo:

-Pequeña mía, debes tener frío y hambre.

Cuando entraron, el fuego estaba encendido y el plato en la mesa. Aurora la miró con los ojos llenos de admiración, pero no preguntó nada.

Se sentó a cenar cerca del fuego, a su lado había un columpio donde estaba la mujer de barro.

Aurora, terminando de cenar, se levantó de la mesa y arrodillándose, le puso la cabeza sobre el regazo, en esa imagen reconfortante se quedó dormida.

Un par de horas más tarde, se despertó con la cabeza apoyada sobre el asiento del columpio y pensó que todo había sido un sueño.

Quizás lo soñó, o no, el caso es que nunca estamos solos

Siguió revoloteando, esta vez con una meta en concreto: Tener a Lola para él sólo.

Cuando llegó a su altura, se le acercó suavemente, con aires de gran conquistador y le dijo:

Que bella eres,hasta los rayos de sol deben tenerte envidia. No había visto jamás tanta belleza.

Lola se ruborizó con tanta galantería, de hecho resultaba muy agradable.

Cómo te llamas . Le preguntó.

Mi nombre es “El Más”. respondió.

¿El más que? dijo Lola sorprendida.

El Más Todo. respondió él. El más guapo, el más alto, el más elegante…

Ella de nuevo se sorprendió y el que enseguida se dió cuenta dijo:

Solo era una broma.

De hecho era muy diplomático. Su picardía llegaba a unos extremos, que en ningún momento podía imaginar la ingenuidad de Lola, pues ella era tan bella como inocente.

“El Más” la visitó un día y otro, hasta llegar a comprometerse con ella.

Lola tan bella como fiel, empieza a alejarse de sus habituales amigos, gracias a que todo su

tiempo eras absorbido por su actual compañero.

Cuando ella pasó la barrera del amor a la dependencia, El Más empezó a dejarla de lado. La tenía tan segura, que no le preocupaba ningún tipo de rivalidad. Ella se había dado por completo. El ya había conseguido su propósito.

Ahí comenzaron sus problemas. El más ya no se sentía atraído por conquistarla. Había muchas otras flores en el camino gracias a las cuales podía continuar alimentando su ego.

En aquellos momentos, Lola empezó a sentirse triste y sola. El Más cada vez  se dedicó a espaciar más sus visitas y volvió a ser el mismo.

Su dulzura se volvió agria y sus caricias dejaron de aflorar, al igual que sus dulces palabras.

Lola estaba cada vez más triste y esto se reflejaba con toda naturalidad en su aspecto exterior,por lo tanto el abejorro se sentía con el derecho de discriminar su falta de frescor y así, fue abandonando poco a poco.

la margarita, se sentía deprimida y engañada. sintió con crueldad las inclemencias del tiempo. El aire ya no la acariciaba, sino que la golpeaba. El sol ya no le produce calor, sino que la secaba y la quemaba. La plenitud de su entorno se tornaba a sus ojos, pálida y gris. Todo su mundo había cambiado, al menos así lo percibía.

Cuando la Lola estaba a punto de derrumbarse sumergida en un vacío intenso en el que se había convertido su alma apareció una mariposa: era joven y bella, se acercó a la flor y sin titubear le dijo:

¿ porque quieres oscurecer tanta belleza con tu forma de sentir?

Mira a tu alrededor con el corazón abierto y observa la belleza que te envuelve.

Lola se giró hacia ella y respondió:

¿Qué sabes tú de mis sentimientos?

Si eres tan bonita como eres es lógico que te sientas así.

Es que tu también eres hermosa mi querida Margarita, respondió la mariposa.

Jo ya estoy en declive; si fui vella hace ya mucho tiempo comentó la flor.

¿Es que nadie te ha explicado que la belleza perdura a través del tiempo? preguntó la mariposa.

Volveré mañana cuando empiece a salir el sol y te mostraré que continúas siendo bella.

No hubo respuesta, pero al día siguiente la mariposa volvió y mostrándole unas gotas de agua que habían formado un charco a sus pies le mostró su verdadera imagen.

Lola sorprendida exclamó¡ tienes razón mi belleza sigue aquí.

La mariposa respondió: lo que tu sientes es lo que los otros ven en ti.

Si te sientes bella contemplaran tu belleza

Si te quieres te querrán.

Pero nunca permitas que los demás influyan en tu forma de sentir.

No debes ser lo que otros desean que seas, ni sentir aquello que los demás piensan que debes sentir.

Siente el amor por todo cuanto te rodea y déjate fluir con la inmensidad del universo

En un instante Lola sintió un enorme calor en el pecho y todo volvió a brillar con la dulzura y la intensidad de antes

La mariposa se despide de Lola diciendo:

la belleza está en todo lo que miras con amor, vívelo a través de tu alma y se feliz con todo cuanto hay a tu alrededor

La flor gritó antes de que se fuese ¿como te llamas?

y ella respondió

Mi nombre es Esperanza