Relatos para crecer

Había una vez un libro 


Había una vez un libro especial y mágico que todos conocían como el libro de “La Tierra”

Los ancianos del lugar lo veneraban y lo tenían en cuenta en cada una de sus reuniones, decían que era la sabiduría ancestral a través de la cual la sociedad debía guiarse para conseguir la supervivencia de la especie y este pasaba de padres a hijos como si de un tesoro valiosísimo se tratara.

Este libro narra la historia de una gran mujer, una madre tierna y amorosa que habita en el vasto universo. Menciona que la tierra es un ser vivo, que respira, llora y ama a todos los seres que habitan en ella.

Un ser repleto de energía, minerales y nutrientes capaz de abastecer a todos los seres del planeta, como una madre protectora que proporciona todos los recursos necesarios para un desarrollo óptimo y satisfactorio de su prole.La Tierra, con su inmensa generosidad cuida a todos sus hijos sin importar su especie, incluyendo a los hombres.

La energía de la tierra es tan poderosa que puede provocar alteraciones en su masa terrestre y en todo su ecosistema, al igual que una mujer cambia su físico y su aspecto con el paso del tiempo ella también se modifica y  regenera,se puede manifestar en forma de cambio climático, movimientos arquitectónicos y otros fenómenos naturales que advierten de su importancia y vulnerabilidad.

A medida que los seres humanos exploraban las páginas del libro de la tierra, descubren los secretos que ella guarda, impresionantes paisajes repletos de belleza y riquezas naturales,minas de valiosas e innumerables sustancias, interminables y misteriosos océanos ricos en especies y algas, la gigantesca diversidad de su flora y su fauna y lo más curioso e importante, que todo ese ecosistema está completamente interconectado y  debe ser cuidado, protegido y respetado.

Sin embargo, a medida que avanza la historia, los hijos de la tierra comienzan a olvidar su papel como guardianes y se sumergen en su afán de conquista, explotando los recursos que su madre les brinda generosamente, se vuelven ambiciosos y anhelan el poder dañando el equilibrio del ecosistema. esconden el libro de la tierra y lo declaran prohibido.

Se deja de enseñar en la escuela el amor por la naturaleza, se minimiza su valor y se la trata como una simple materia.

Inventan leyes para apoderarse de todos los recursos de la tierra y se hacen enormemente ricos,entonces su ego crece y se creen superiores a los demás y atentan contra sus propios hermanos.

Un día en un ataque de ira la tierra escupe el libro enterrado y con su gran sabiduría les hace una advertencia a través de desastres naturales, enfermedades y escasez.

 el libro cae en manos de unos campesinos que intentan advertir del desastre.

Un grupo de personas bien intencionadas se dieron cuenta del daño que se estaba causando y decidió cambiar de actitud. Reconocieron el valor de la tierra  y se comprometieron a protegerla y cuidarla.Comenzaron a trabajar juntos,  promoviendo la conservación y educando a otros, sobre la importancia de vivir en armonía con la naturaleza.

A medida que los hijos de la tierra despertaban a su responsabilidad, la tierra respondía con su amor incondicional, la flora y la fauna se recuperaba, los ecosistemas se restauraban y la belleza del planeta brillaba nuevamente.

Y aquellos que habían sido corrompidos por la avaricia fueron encarcelados por atentar contra la vida.

El libro de la tierra continuaba su historia, enseñando a las generaciones futuras sobre la importancia de respetar y cuidar a su madre naturaleza. Los niños crecían con la sabiduría de que la tierra era un ser vivo, una madre amorosa y complaciente y que la supervivencia dependía  de la colaboración y el amor mutuo.

Y así, la historia de la tierra se convirtió en un legado eterno que pasó de generación en generación reconociendo que el amor y respeto eran fundamentales para asegurar un futuro próspero y duradero. Con el tiempo,se descubrieron fuentes de energía limpias y prácticas agrícolas sostenibles.

Las generaciones futuras educadas en la sabiduría de la tierra y conscientes de su interconexión con todos los seres vivos forman comunidades dedicadas al cuidado y protección del planeta

Y así, la historia de la tierra se transformó en un canto de esperanza y cambio

los hijos de la tierra guiados por el amor y comprensión, construyeron un mundo en el que todo florecía, se repartieron los medios y los conocimientos para que todos se pudieran autoabastecerse y en cada rincón del universo, el eco de su armonía resonaba, recordándoles a todos que el amor y el cuidado son los pilares imprescindibles de la vida misma.

La Laia i en Vert van a la biblioteca


Era ple hivern, el dia estava fosc com la boca d'un llop, ennuvolat i ben fred.La Laia es preparava per anar a la biblioteca a fer uns treballs que li havia encomanat el professor d'història. Abans de marxar va mirar per la finestra i va veure que estava començant a ploure, 

va anar fins al rebedor de casa seva on tenia un petit armari ple d'abrics i paraigües. Al paraigüer on descansava en Vert, que dormia plàcidament.En Vert es va posar molt content quan la noia el va agafar per anar al carrer, feia molts dies que se estava en aquell racó i encara que no estava sol era força avorrit. Estar allà tot quiet, escoltant les mateixes històries que expliquen els seus companys una vegada i una altra.

Quan van sortir de la casa es va adonar que feia molt de fred i el vent bufava una mica. Això el feia tentineja les dents, però tenia tantes ganes de sortir que va fer el cor fort. L'aigua li queia per tot arreu refrescant el seu cos menut i això el feia sentir-se bé i més viu que mai, encara que aquell maleït vent el feia amoïnar una mica, va intentar no pensar-hi i gaudir del passeig. Quan s'apropen a la biblioteca un cop de vent entremaliat i poca-solta va bufar tan fort que va fer que en Vert es donés la volta tot de cop trencant-li una de les seves varetes fent-li molt de mal. Gairebé el va deixar sense respiració.La laia el va agafar en totes les seves forces perquè el vent no se emportés, i va aconseguir aguantar-lo, però no es va adonar de què en Vert va quedar malmès.Van arribar tots dos ben mullats a la biblioteca i la Laia el va intentar tornar a posar del dret, però com que una de les seves varetes havia quedat malmesa no va poder i va deixar en Vert al costat de la porta al rebedor de la biblioteca mentre feia el treball encomanat.Al cap d'una bona estona la Laia va tornar a buscar en Vert i se'l va endur.En Vert, li tremolaven les cames perquè ara no sabia que passaria amb ell, ja no podia fer la seva feina i la Laia el portaria a la deixalleria on el faran desaparèixer. Estava molt trist i no deixava de plorar.Quan van sortir al carrer havia deixat de ploure i la noia en contes de tirar cap a casa seva, va travessar el carrer i va anar a veure al seu oncle que feia reparacions de bicicletes a una petita botiga unes portes més enllà.L'oncle de la Laia es deia Joan i es va posar molt content en veure, la va saludar amb una abraçada i li va preguntar que li havia passat doncs encara estava molla. La noia li va explicar i li va preguntar si ell podria reparar el seu paraigua.- I tant. -Va respondre mentre és eixugada les mans en un drap.-Deixa- molt al meu despatx i quan acabi la feina veure el que es pot fer.La Laia va deixar al paraigüer del despatx en Vert i es va acomiadar del seu oncle Joan.En Vert es va quedar tot amoïnat mentre veia a la noia marxar.-I si no en pot reparar aquest bon home? Pensava desfet en llàgrimes-Més val ser positiu. -Es va dir una vegada i una altra.-La Laia és llesta i si m'ha portat aquí és que sap que aquest home amb podrà apedaçar,L'oncle Joan va trigar una bona estona a entrar al despatx i quan el va veure el va agafar i va dir:-A veure que és el que t'ha passat a tu?El va revisar de cap a peus y va exclamar:-No et preocupis, home. Que tot té solució et posaré una vareta i quedaràs com a nou. 

En Vert es va calmar amb les paraules de l'oncle Joan.

L'endemà en Joan va agafar en Vert i el va reparar, quan va acabar el va obrir de bat a bat per veure com es veia i carai que el va deixar com a nou.

En Vert estava molt content, lluïa gaire ve com abans.

-La Laia es posarà molt contenta -Va pensar ell.

L'oncle va trucar a la Laia perquè el vingués a recollir.





Paula y Pedrito 

Paula vivía en un país donde una reina engreída y prepotente decidió  educar a los jóvenes del lugar. según dijo para proteger sus derechos como individuos libres, para ello creó un comité dirigido por ella misma que se ocuparía de hacer cumplir las nuevas normas que todos debían acatar, aprobaron leyes que prohíben a los padres ponerles ningún tipo de limitaciones, bajo pena de cárcel para estos si se negaban a dejarlos hacer cualquier cosa que los jóvenes desearan hacer.

Paula se levantó temprano para ir a la escuela. Era una niña muy responsable y trabajadora y solía cuidar de sus hermanos. Le encantaba ir al bosque en busca de moras para que su madre les hiciera aquellos riquísimos pasteles que gustaban mucho a toda la familia.

Habían ido numerosas veces juntos a ese bosque a recolectar las moras cuando estas estaban maduras y su madre le había enseñado a hacer mermelada con ellas.

ese dia estaba decidida a ir al bosque después de las clases y así lo comunicó en casa para que su madre no se preocupase al ver su tardanza, después del colegio, pero a su madre no le gustaba nada que ella fuese sola al bosque, temía que le ocurriese algún accidente y no tuviese forma de avisar si se encontrara en  peligro. Recordó las nuevas normas de la reina y no pudo pedir a su hija que se quedara en casa, por lo que después de pensarlo mucho le dijo: 

Está bien, pero llévate a Pedrito contigo. 

Paula aceptó a regañadientes porque Pedrito se despistaba con facilidad y no le dejaba quitarle el ojo de encima ni por un momento, se pasaba el rato detrás de él para que no se perdiera, intentando que la obedeciera, cosa que no le resultaba nada fácil debido a lo revoltoso que era y a  su temprana edad.

Aun así, como era una niña muy responsable, se llevó a su hermano Pedrito con ella y se adentraron en el bosque. 

Pedrito corría sin parar y Paula tuvo que llamarle la atención varias veces para que no se moviera de su lado. Al llegar a una zona donde el bosque empezaba a espesar se detuvieron. Estaba lleno de zarzas y estas cargadas de moras maduras y deliciosas. Ambos corrieron hacia ellas y comenzaron a recogerlas para los pasteles de la familia.

Pedrito comía más que cogía pero Paula no dejaba de recoger y pronto tuvo la cesta llena. Cuando los niños estaban apunto de irse, se encontraron con un pequeño hombrecillo con un sombrero de copa negro sentado sobre un tronco, llorando desconsoladamente y le preguntaron qué le ocurría. Este les contó que había perdido su varita mágica que le permitía volver a su casa, el bosque encantado y les pidió si le podían ayudar a buscarla.

-Claro. -respondió Pedrito inmediatamente, sin pensar en las consecuencias de su decisión.

Paula no quería quedarse, estaba empezando a oscurecer y temía que se les hiciera de noche en el camino de vuelta y por alguna razón que incluso a la niña se le escapaba, no sentía demasiada confianza por aquel hombrecillo, salido de no se sabía dónde. Así que exclamó:

Lo siento señor, pero no podemos ayudarle. Tenemos que volver ya, ¿verdad Pedrito?

Dijo, intentando recibir una respuesta afirmativa por parte de su joven acompañante.

Pedrito, fascinado por las palabras del hombrecillo contestó:

-No seas así, ayudemosle a encontrar su varita mágica y luego nos vamos.

Era demasiado joven e ingenuo para darse cuenta de que podían estar corriendo un grave peligro si se quedaban.

El hombrecillo, viendo que no podía convencer a Paula, cogió a Pedrito del brazo con todas sus fuerzas y tiró de él intentando, apartarlo de su hermana y  arrastrándolo para adentrarse con él en el bosque, mientras este gritaba:

-¡Sueltame, sueltame, maldito,suéltame!

Pataleo y pataleo pero el hombre no le soltaba hasta que  Paula, que llevaba un palo en las manos que usaba para apartar las zarzas, arremetió contra el hombrecillo con todas sus fuerzas, una y otra vez. Una y otra vez, hasta que el niño consiguió soltarse y ambos empezaron a correr hasta llegar a su casa sin mirar atrás ni una sola vez.

Al llegar a su casa, Paula explicó lo sucedido a su madre deshecha en lágrimas y con el corazón encogido del susto. Su madre la tomó en sus brazos diciéndole los motivos por los cuales no pudo retenerla en casa ese día y los miedos que sintió cuando ella le contó sus intenciones de ir al bosque sola.

La madre de Paula lloraba pidiéndoles perdón a sus hijos por no haber sabido protegerlos de sus decisiones inexpertas y les confesó que  tenía tanto miedo a que la reina los apartaran de ella que no supo prevenirles de los peligros que les podían acechar.

Todos aprendieron una gran lección ese día.

La madre de Paula dejó de hacer caso a los mandatos de la reina y se asoció con otros padres para luchar por sus derechos y por la auténtica protección de sus hijos.

Como madre amorosa les explicaba todo a sus hijos para que ellos supieran que estaba sucediendo en cada momento y así prevenirlos de los peligros con los que se podían encontrar.

Paula nunca más fué al bosque sola y siempre preguntaba a su madre que debía hacer ante cualquier cosa que le pasaba por su cabeza.

Pedrito no volvió a desobedecer a su hermana mayor nunca más.

Fin